El conflicto en el Sáhara Occidental, que ha enfrentado a Marruecos y al Frente Polisario, apoyado por Argelia, desde 1975, sigue siendo una de las disputas territoriales no resueltas más antiguas. Ante el estancamiento diplomático, el enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, habría sugerido la partición como una solución potencial. Esta propuesta controvertida destaca los desafíos continuos para llegar a un compromiso aceptable para todas las partes involucradas.
Los intentos anteriores de mediación, incluido el plan de autonomía de Marruecos de 2007, no han logrado cerrar la brecha entre las partes. Este fracaso persistente ha llevado al enviado especial a explorar nuevas vías, incluida la división territorial.
Estancamiento legal y político: Aunque ciertos reconocimientos internacionales, como el de Estados Unidos, pueden fortalecer la posición política de Marruecos a nivel internacional, no cambian el marco legal internacional aplicable. Según el derecho internacional, y en particular el principio de autodeterminación, es el pueblo saharaui quien debe decidir su estatus futuro. Las resoluciones de la ONU y el dictamen de la CIJ hacen de este principio un requisito para cualquier solución legal y duradera al conflicto. En ausencia de un referéndum de autodeterminación, cualquier solución impuesta unilateralmente por Marruecos, como la concesión de autonomía sin consultar al pueblo saharaui, sería legalmente impugnable. La legitimidad del proceso depende fundamentalmente del consentimiento de los saharauis a través de un mecanismo de consulta libre y justa. Por lo tanto, el reconocimiento de la soberanía marroquí por parte de algunos países no resuelve el problema de fondo, ya que no satisface los criterios de autodeterminación previstos por el derecho internacional.
Fracaso de las negociaciones anteriores: Las negociaciones entre Marruecos y el Frente Polisario están estancadas. La negativa del Frente Polisario a aceptar el plan de autonomía marroquí y la oposición de Marruecos a un referéndum que incluya la independencia dificultan las soluciones diplomáticas tradicionales.
Tensiones regionales persistentes: El conflicto del Sáhara Occidental exacerba las tensiones entre Marruecos y Argelia, que apoya al Frente Polisario. La idea de la partición podría reducir las tensiones al permitir que ambas partes logren una satisfacción parcial.
Implicación de potencias internacionales: Francia y Estados Unidos apoyan principalmente el plan de autonomía de Marruecos, pero esta solución no ha encontrado eco en la comunidad internacional. La partición podría ser vista como una solución de compromiso aceptable para los principales actores internacionales involucrados, reduciendo el riesgo de conflicto en la región.
Estabilidad regional: La situación en el Sahel y los problemas de seguridad en el Magreb podrían llevar a la ONU a buscar una solución rápida y pragmática para estabilizar la región, incluso si esto implica una opción tan radical como la partición.
Sin embargo, parece que la idea de la partición puede haber surgido del propio Marruecos. Ante un estancamiento político y legal sobre la cuestión del Sáhara Occidental, a pesar del reconocimiento de su soberanía por parte del expresidente estadounidense Donald Trump, Marruecos parece haber reconocido los límites de su posición. La realidad sobre el terreno es particularmente difícil para el reino: desde el 15 de noviembre de 2020, el ejército saharaui ha librado una guerra implacable. Además, la situación económica de Marruecos es precaria, agravada por el creciente esfuerzo bélico y el creciente descontento social. Parece que el rey Mohammed VI ha considerado esta maniobra política para encontrar una salida honorable. Marruecos esperaría retener el "triángulo útil" del Sáhara Occidental, donde se encuentran los depósitos de fosfatos de Bou Craa, mientras cede las zonas menos ricas en recursos al Frente Polisario.
La historia de este conflicto, marcada por el claro sesgo del Consejo de Seguridad a favor de Marruecos desde 2007, y los intereses económicos de ciertas potencias occidentales en el Sáhara Occidental, sugieren que los aliados de Marruecos pueden haberlo alentado sutilmente a considerar una solución de partición. Tal resultado les permitiría salvaguardar sus intereses económicos y geopolíticos en la región, mientras ofrecen una concesión al Frente Polisario, dándole la impresión de obtener una victoria política en un conflicto que ha durado desde 1975. Pero el pueblo saharaui, impulsado por su dignidad y su profunda conexión con su tierra, nunca aceptará la división de su territorio. Continuará luchando valientemente hasta la liberación total del Sáhara Occidental.
Esta propuesta de partición recuerda de manera inquietante lo que Francia propuso a Argelia en 1958: independencia parcial para el norte, a cambio del control de los ricos recursos del sur. Argelia, al rechazar esta media medida, luchó cuatro años más hasta que obtuvo la independencia completa. Lo mismo ocurrirá con nuestros hermanos saharauis, quienes sin duda liberarán su tierra de la colonización marroquí. Porque nada ni nadie puede impedir que un pueblo orgulloso recupere su orgullo nacional y su independencia.
Belgacem Merbah
Referencias
- Devdiscourse, "Dividing Western Sahara: A New Avenue for Peace?" [consultado en octubre de 2024].
- ONU, Resoluciones sobre el Sáhara Occidental, Consejo de Seguridad (1975-2024).
- Reuters, "UN's De Mistura floats idea of partition for Western Sahara", 2024.
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