La historia de las relaciones entre Marruecos y la Revolución argelina suele estar distorsionada por una propaganda cuidadosamente mantenida por el régimen marroquí. Esta versión de los hechos presenta a Mohamed V como un aliado inquebrantable del pueblo argelino en su lucha por la independencia. Sin embargo, un análisis minucioso de los acontecimientos demuestra que este apoyo no era ni desinteresado ni motivado por una verdadera solidaridad. Se trataba, ante todo, de una herramienta diplomática destinada a consolidar el poder del monarca marroquí y a servir las ambiciones territoriales del reino jerifiano.
Un apoyo dictado por intereses estratégicos
Cuando estalla la Guerra de Argelia en 1954, Marruecos, recién independizado en 1956, se encuentra en una posición delicada. Mohamed V busca afianzar su autoridad en un país aún frágil, marcado por tensiones internas e incertidumbre sobre su futuro político. En este contexto, el apoyo a la lucha argelina contra Francia se convierte en una herramienta de negociación, una forma de obtener ventajas políticas ante los franceses mientras refuerza su propia legitimidad en la escena internacional.
Marruecos solo permitió el uso de su territorio para el tránsito de ciertas armas, pero siempre de acuerdo con sus propios intereses. Conviene recordar que cada cargamento transportado a través de su suelo estaba sujeto a una confiscación sistemática, que oscilaba entre el 10 % y el 30 % del armamento trasladado. Incluso hubo ocasiones en que cargamentos enteros fueron requisados cuando su material se consideraba demasiado moderno, siendo reemplazados por armas de la Segunda Guerra Mundial antes de ser entregadas al Ejército de Liberación Nacional.
Los documentos históricos revelan, además, que Marruecos ejerció presiones sobre el Frente de Liberación Nacional (FLN), condicionando su apoyo al reconocimiento, por parte de Argelia, de fronteras marroquíes ampliadas. Este comportamiento demuestra que el respaldo de Mohamed V no respondía a una convicción profunda ni a un compromiso sincero con los ideales revolucionarios, sino más bien a cálculos políticos y territoriales.
La obsesión marroquí por la expansión territorial
Uno de los aspectos más ocultos de esta época es la ambición expansionista de Marruecos sobre Argelia. Mucho antes de la colonización francesa, la monarquía jerifiana reclamaba territorios situados al este, en particular las regiones de Tinduf y Béchar. Cuando Francia anexiona Argelia en 1830, estas ambiciones quedan en suspenso, pero nunca desaparecen por completo.
Con la independencia argelina en 1962, Hassan II, sucesor de Mohamed V, ve una oportunidad de oro para concretar estas reivindicaciones. En 1963, lanza la Guerra de las Arenas, un ataque militar destinado a anexar territorios argelinos con el pretexto de una delimitación fronteriza injusta heredada de la era colonial. Este conflicto saca a la luz el doble juego de Marruecos: mientras pretendía apoyar la causa argelina, no duda en agredir a su vecino en cuanto se le presenta la ocasión, traicionando así el ideal de solidaridad entre pueblos en lucha contra el colonialismo.
Un apoyo selectivo y oportunista
A diferencia de los relatos oficiales marroquíes, el FLN no debe su victoria a Marruecos. La ayuda más significativa provino de países como el Egipto de Nasser, que brindó un respaldo militar y diplomático mucho más importante. Marruecos, por su parte, jugó un papel secundario, permitiendo el uso de algunas bases de retaguardia, pero siempre en función de sus propios intereses.
Más aún, diversas fuentes indican que Marruecos intentó negociar su apoyo a cambio de un reconocimiento oficial del FLN a sus reivindicaciones territoriales sobre Argelia. Esta instrumentalización de la lucha argelina revela una total ausencia de compromiso ideológico o humanitario: no se trataba de defender a un pueblo oprimido, sino de obtener una ventaja geopolítica.
Cuando Hassan II abogaba por una Argelia debilitada
Uno de los episodios más reveladores de esta doble moral marroquí lo relata el propio Charles de Gaulle. En sus memorias y en varios testimonios, menciona una conversación con Hassan II, en la que este intentaba convencer a Francia de modificar las fronteras de Argelia antes de su independencia.
Según el monarca marroquí, una Argelia postcolonial se convertiría en un "cáncer" para África, una amenaza para los intereses franceses en el continente. Hassan II defendía la idea de que Francia fortaleciera a Marruecos para convertirlo en un bastión contra una Argelia revolucionaria que, según él, intentaría desestabilizar la influencia occidental en la región.
Esta declaración ilustra perfectamente la mentalidad del régimen marroquí: lejos de ver en Argelia a un aliado natural en la lucha anticolonialista, la percibía como un rival a contener y debilitar. Al proponer un reajuste fronterizo, Hassan II esperaba obtener territorios adicionales y, al mismo tiempo, posicionarse como un socio estratégico privilegiado de Francia en la región.
Arresto de los líderes del FLN en 1956
Según Mohamed Hassanein Heikal, el príncipe heredero Hassan II desempeñó un papel clave en el arresto de los líderes del FLN en 1956. Inicialmente, todos los líderes del FLN debían abordar el mismo avión para viajar de Rabat a Túnez. Sin embargo, en el último momento, Hassan II cambió sus planes e informó a los líderes del FLN que ya no viajaría con ellos. Poco después del despegue, el avión que transportaba a Ahmed Ben Bella, Hocine Aït Ahmed, Mohamed Boudiaf, Mostefa Lacheraf y Mohamed Khider fue interceptado por el ejército francés.
Esta interceptación, facilitada por la inteligencia francesa, generó sospechas de colusión entre el príncipe heredero marroquí y las autoridades francesas. Algunos creen que esta acción tenía como objetivo aliviar las tensas relaciones franco-marroquíes a cambio de ventajas diplomáticas para Marruecos. Otros la ven como una traición a la causa argelina, que dependía del apoyo de los países vecinos en su lucha por la independencia.
La paradoja del apoyo argelino al Polisario
Hoy en día, la historia sigue siendo utilizada por el régimen marroquí para justificar su postura en el conflicto del Sáhara Occidental. Los dirigentes marroquíes denuncian el apoyo argelino al Frente Polisario, argumentando que Argelia traiciona la fraternidad magrebí.
Pero esta comparación es errónea. A diferencia de Marruecos, que instrumentalizó la causa argelina para obtener ganancias territoriales, Argelia apoya al Polisario sobre un principio fundamental del derecho internacional: el derecho de los pueblos a disponer de sí mismos. Es el mismo principio que guió la lucha del FLN contra la colonización francesa. Lejos de ser un cálculo interesado, este apoyo se inscribe en la continuidad del compromiso argelino con la emancipación de los pueblos oprimidos.
Conclusión: una reescritura de la historia al servicio del poder marroquí
La imagen de Mohamed V como campeón de la causa argelina es una construcción política destinada a legitimar el papel de Marruecos en la escena magrebí. En realidad, el apoyo marroquí a la Revolución argelina estuvo condicionado por intereses estratégicos y territoriales. No fue un acto de solidaridad desinteresada, sino una maniobra calculada para reforzar el poder de la monarquía y reclamar territorios.
La historia de las relaciones entre Argelia y Marruecos está marcada por esta duplicidad, donde los discursos oficiales ocultan ambiciones hegemónicas. Lejos de ser un aliado fiel, Marruecos intentó aprovechar la guerra de independencia argelina para su propio beneficio. Esta realidad, demasiado a menudo ocultada, merece ser restablecida para comprender la complejidad de las dinámicas magrebíes contemporáneas y las tensiones que aún persisten hoy en día.
Fuentes:
- Charles de Gaulle, "Mémoires d’espoir" (1970-1971) – Reflexiones sobre el fin del Imperio colonial y sus intercambios con diversos líderes.
- Jean Lacouture, "De Gaulle: Le souverain (1959-1970)" (1986) – Biografía detallada que aborda sus relaciones con los dirigentes del Magreb.
- Pierre Vermeren, "Le Maroc en transition" (2002) – Análisis de las estrategias diplomáticas marroquíes en esta época.
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