El proyecto de resolución estadounidense sobre el Sáhara Occidental: lectura de un momento de inflexión en la ONU
Mientras Washington intenta recentrar el expediente del Sáhara Occidental en torno al único plan de autonomía marroquí, la reacción saharaui y argelina revela un juego de equilibrios en el Consejo de Seguridad, donde Moscú —presidente del Consejo en octubre de 2025— dispone de todos los resortes para exigir el respeto del acervo de la ONU sobre la autodeterminación, incluido el recurso al veto si fuera necesario. El desafío no consiste tanto en “ratificar” un hecho consumado como en preservar la gramática del derecho internacional, una gramática que las resoluciones recientes siguen afirmando pese al activismo de los apoyos de Rabat.
I. Un texto “pivotante”: qué contiene el proyecto de resolución estadounidense y por qué genera tensión
II. El acervo de la ONU: autodeterminación y mandato de la MINURSO
III. La lógica de Moscú: alianza con Argel, anticolonialismo y “opción veto”
Tres variables estructuran la actitud rusa:
- Alianza estratégica con Argelia: en junio de 2023, Argel y Moscú elevaron su relación al rango de “asociación estratégica reforzada”, consolidando décadas de cooperación, especialmente en defensa y energía. Argelia es un comprador mayor de armamento ruso y miembro del Consejo (2024‑2025), lo que refuerza la coordinación sobre los textos.
- Narrativa de descolonización: la diplomacia rusa vincula expresamente el Sáhara Occidental a los “legados del colonialismo”, abogando por una solución conforme a los fines y principios de la Carta y al papel estabilizador de la MINURSO. Las consultas de Staffan de Mistura en Moscú (18 de septiembre de 2025) lo recordaron.
- Resortes procedimentales: presidencia del Consejo en octubre de 2025, capacidad para modelar el orden del día y, en última instancia, derecho de veto. Los precedentes muestran que cuando el “penholder” impulsa un texto desequilibrado, Moscú recurre a la abstención firme o endurece el debate en sesión —y el reglamento prevé que las enmiendas sustanciales son vetables.
IV. Escenarios de voto: continuidad, pulso o aplazamiento técnico
- Continuidad adaptada: renovación de la MINURSO con lenguaje equilibrado (autodeterminación, papel del Enviado Personal, mesas redondas), Rusia y China absteniéndose —trayectoria 2023‑2024.
- Pulso y veto: si el texto consagra la autonomía como único marco de negociación y omite la autodeterminación, Moscú podría cubrir a su aliado argelino mediante el veto, en coherencia con su discurso anticolonial y la sensibilidad vital del expediente para Argel.
- Aplazamiento técnico: bajo presidencia rusa, un desacoplamiento (reunión, consultas, prórroga corta) puede neutralizar una tentativa de paso en fuerza, máxime cuando las enmiendas sometidas a voto preceden al texto y son vetables.
V. ¿“Pánico” en el campo marroquí? Indicadores de una febrilidad estratégica
VI. La línea saharaui‑argelina: recentrar la norma, no la retórica
VII. Implicaciones regionales y normativas: lo que decidirá el Consejo
Más allá de las posturas, el Consejo está llamado a reafirmar la jerarquía de las normas. Una resolución “llave en mano” que consagre un marco exclusivo invalidaría de facto tres pilares:
- la autodeterminación como objetivo, reiteradamente recordado;
- la centralidad del Enviado Personal y de la MINURSO como garantes de un espacio de negociación inclusivo;
- la necesidad de recursos y de un mandato claro para estabilizar un terreno donde la reanudación de hostilidades desde 2020 fragiliza la región Sáhara‑Sahel.
En esta matriz, la opción‑seguro del veto ruso no es una gesticulación: deriva de una coherencia doctrinal (anticolonial), de una realidad de alianzas (Argel‑Moscú) y de una lectura procedimental (presidencia del Consejo, enmiendas vetables). La consecuencia es clara: todo intento de evadir la autodeterminación en favor de un hecho consumado corre el riesgo de un bloqueo —y explica, en espejo, la aceleración y la nerviosidad perceptibles del lado marroquí.
Por Belgacem Merbah
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