Al noble e indomable pueblo saharaui,
Les escribo como nieto de un oficial del Ejército de Liberación Nacional, nieto de un héroe argelino que desafió al general Bigeard en las alturas del Djebel Amour. Llevo en mis venas el orgullo de los mártires y la llama de la revolución. Desde el corazón de Argelia, tierra de sacrificios y refugio de los hombres libres, les envío un mensaje que no es una simple palabra, sino un grito de hermandad, lealtad e insumisión.
Lo que hoy se trama en los pasillos de las Naciones Unidas no sorprende a quienes conocen la historia de las grandes potencias y los giros cínicos de la política internacional. Las fuerzas del colonialismo nunca han dejado de reinventarse, manteniendo el mismo espíritu de dominación e imponiendo su visión a costa de los derechos de los pueblos.
Nosotros, los argelinos, sabemos lo que significa la opresión. Ciento treinta y dos años de colonización no quebraron nuestra voluntad. Resistimos, generación tras generación, en las montañas, las ciudades y los desiertos. Nuestra independencia la arrancamos al precio de la sangre, el sufrimiento y la unidad. Jamás aceptamos la sumisión, jamás negociamos nuestra dignidad.
Hoy, les corresponde a ustedes, pueblo saharaui, llevar en alto la antorcha de la libertad. Se enfrentan a las mismas fuerzas, a las mismas maniobras, a los mismos intentos de borrar su identidad. Pero recuerden: la historia nunca ha perdonado a los débiles, y jamás ha olvidado a quienes perseveraron y se sacrificaron.
El Corán nos recuerda con fuerza:
Esta palabra divina fue la luz de nuestra revolución, y hoy debe guiar su lucha. La victoria no se regala, se conquista con paciencia, determinación y unidad.
No permitan nunca que la duda o el desaliento se infiltren en sus filas. Crean en su causa, fortalezcan sus instituciones, unan sus voces. Argelia está a su lado, de todo corazón, fiel a sus principios y al espíritu de Noviembre. Así como vencimos tras 132 años de noche colonial, ustedes también triunfarán si permanecen unidos y fieles a su derecho.
No están solos. Argelia y todos los pueblos libres del mundo están con ustedes, hasta que la luz de la libertad brille sobre su tierra.
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