Durante varios años, Marruecos ha librado una guerra cognitiva contra Argelia a través de las redes sociales, con el objetivo de sembrar discordia, debilitar nuestra nación e influir en nuestra juventud. Campañas coordinadas han intentado distorsionar la realidad, exagerar nuestros problemas económicos y sociales e incluso generar tensiones internas. Sin embargo, este intento ha fracasado de manera espectacular: Argelia sigue unida, fuerte y firme frente a estos ataques.
Argelia: un modelo de resiliencia y progreso
Marruecos creyó que podía influir en nuestro pueblo, pero subestimó gravemente la fortaleza de Argelia. Nuestros ciudadanos disfrutan de un sistema de salud gratuito, accesible para todos, incluso en las regiones más remotas, y de un sistema educativo entre los más avanzados de África, que ofrece a cada joven la oportunidad de estudiar y formarse sin discriminación. Estos logros sociales, fruto de un esfuerzo nacional continuo y sacrificio, forman un verdadero escudo contra la desinformación y la manipulación externa.
Marruecos se atrapó a sí mismo y su juventud aprendió la verdad
Irónicamente, Marruecos cayó en su propia trampa. Sus campañas apuntaban a la juventud marroquí, especialmente a la Generación Z, con el objetivo de retratar a Argelia como débil y dividida. Sin embargo, a través de la comparación, los jóvenes marroquíes descubrieron la gran brecha entre su situación y la nuestra. Se dieron cuenta de que Argelia ofrece derechos y servicios que su propio país apenas logra garantizar.
En las redes sociales circulan testimonios de jóvenes marroquíes que expresan su asombro ante las universidades gratuitas y la calidad de la atención médica en Argelia. A pesar de la propaganda de sus medios, ven a Argelia como un país de progreso y equidad, donde los ciudadanos están realmente en el centro de las prioridades nacionales.
Fracaso estratégico de Marruecos
En lugar de debilitar a Argelia, estas campañas despertaron curiosidad y admiración por nuestro país entre la juventud marroquí. Rabat intentó manipular, pero de manera inadvertida influyó en su propio pueblo. Esta guerra cognitiva demuestra una lección clara: la grandeza de un país no se mide por rumores o propaganda, sino por sus instituciones, su resiliencia y el amor de su pueblo por la patria.
Conclusión: Argelia triunfa
El intento de Marruecos de sembrar el caos ha fracasado. Argelia, fuerte en su unidad nacional, sus logros sociales y la conciencia de su ciudadanía, sigue siendo un modelo en la región. Marruecos intentó debilitar nuestra nación, pero solo se perjudicó a sí mismo. Hoy, cada argelino puede sentirse orgulloso de su país, de su sistema educativo, de su sistema de salud y de la estabilidad que hemos mantenido. Argelia sigue firme, y cualquier intento de interferencia externa se enfrenta a la voluntad inquebrantable de su pueblo.
Por Belgacem Merbah
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