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Resolución 2797: Entre el revés de Marruecos y la firme postura de Argelia en la lucha por la legitimidad internacional

 La adopción por el Consejo de Seguridad de la Resolución 2797 marca una etapa decisiva en el largo proceso del conflicto diplomático en torno a la cuestión del Sáhara Occidental. Esta resolución reafirma una ecuación fundamental: ninguna solución puede contemplarse fuera del marco de la legalidad internacional y del derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.

Mientras Rabat se ha esforzado en presentar este texto como un «éxito diplomático» que consagra su tesis, la interpretación argelina, expresada por el ministro de Asuntos Exteriores Ahmed Attaf en su entrevista con el canal Algérie Internationale, devuelve los hechos a su contexto y desvela los resortes del texto, así como las correlaciones de fuerzas que lo han moldeado.

Conviene subrayar que esta entrevista constituye la primera intervención oficial de un responsable argelino tras el discurso del rey de Marruecos invitando a un diálogo directo con el presidente argelino. Hecho notable: el ministro Attaf no mencionó en absoluto dicha invitación, revelando así el escaso interés y la limitada credibilidad que Argelia concede a esta «mano tendida» repetida por Rabat, la cual aparece en realidad como una maniobra insidiosa destinada a influir en la opinión pública internacional, sugiriendo que Argelia rehúsa el diálogo y que sería la parte central del expediente saharaui —una interpretación en total contradicción con la Resolución 2797, que identifica claramente a los protagonistas: Marruecos y el Frente Polisario.

Primero: el intento marroquí de imponer su posición en el Consejo de Seguridad

El ministro Attaf reveló que la sesión de octubre del Consejo de Seguridad, dedicada a la renovación del mandato de la MINURSO, estuvo marcada por un intento marroquí de hacer adoptar un proyecto de resolución sesgado, persiguiendo tres objetivos estratégicos:

  • Desmantelar la MINURSO o privarla de sus misiones esenciales;
  • Imponer el proyecto de autonomía como única solución definitiva;
  • Excluir el principio de autodeterminación de los textos onusianos relativos a la cuestión saharaui.

Esta iniciativa se enfrentó a una firme oposición internacional: ocho Estados propusieron enmiendas contra el proyecto inicial, considerándolo inequitativo y totalmente favorable a Marruecos. Este rechazo masivo impidió la adopción del texto original y obligó a sus patrocinadores, en particular a Estados Unidos, a revisar la formulación para restablecer un equilibrio político y jurídico.

Segundo: un revés diplomático marroquí y la victoria del derecho internacional

El resultado final es inequívoco:

  • La MINURSO no fue disuelta ni vaciada de contenido; su mandato se prorrogó por un año, y no por tres meses como deseaba Rabat;
  • El proyecto de autonomía no fue consagrado como solución exclusiva, sino mencionado entre otras opciones, en primer lugar la autodeterminación;
  • El texto conserva una terminología equilibrada, dejando abiertas todas las vías hacia una solución política justa, sin exclusiones.

Así, pese a intensas presiones diplomáticas y apoyos occidentales, Marruecos no alcanzó ninguno de sus tres objetivos.

Tercero: la ambigüedad calculada… un instrumento estadounidense para gestionar equilibrios

Según la lectura argelina, la ambigüedad del texto no constituye en absoluto una ventaja para Rabat, contrariamente a lo que pretende la propaganda oficial.
Responde a un cálculo estadounidense destinado a mantener un frágil equilibrio entre un aliado estratégico (Marruecos) y un principio onusiano intangible (la autodeterminación).
Washington, aunque inclinado en su discurso hacia Rabat, no puede cuestionar los fundamentos jurídicos de la cuestión saharaui, inscrita desde hace tiempo en el marco de los procesos de descolonización de Naciones Unidas.
En realidad, la Resolución 2797 se inscribe en la continuidad del marco onusiano, sin ruptura.

Cuarto: una posición argelina constante… la defensa de un principio

Para Argel, lo que se juega en el Consejo de Seguridad no es más que un episodio adicional de una lucha de larga duración por la defensa del derecho a la autodeterminación —una lucha que trasciende el Sáhara Occidental para tocar la credibilidad misma del orden internacional.
Fiel a su experiencia histórica en materia de liberación nacional, Argelia considera que su apoyo al pueblo saharaui es la prolongación natural de su compromiso contra el colonialismo y en favor de los movimientos de liberación.
Su posicionamiento no obedece a cálculos geopolíticos ni a rivalidades regionales, sino a un principio jurídico y político: cualquier solución fuera del marco de la autodeterminación vaciaría la Carta de Naciones Unidas de su esencia.

Quinto: las implicaciones geopolíticas de la Resolución 2797

En el plano geopolítico, la resolución ilustra el alcance limitado de la influencia marroquí en las instancias onusianas, pese a sus nuevas alianzas regionales y su normalización con Israel.
La comunidad internacional sigue considerando la cuestión saharaui no como un diferendo fronterizo, sino como un expediente de descolonización inconcluso.
Asimismo, pone de relieve la capacidad de Argelia para aglutinar apoyos en el Consejo de Seguridad, confirmando que el eje de la legalidad internacional permanece más sólido que el de los intereses coyunturales.
A la larga, la obstinación marroquí en sortear la legalidad internacional no hará sino acentuar su aislamiento, mientras Argelia consolida su papel de defensora de los principios del derecho internacional y de los derechos de los pueblos.

Conclusión: más allá de la resolución… la batalla por la conciencia y la legitimidad

La Resolución 2797 no es una victoria para uno u otro bando, sino el reflejo de las correlaciones de fuerza reales en el seno del sistema internacional.
Mediante su análisis lúcido y equilibrado, Argelia ha puesto de manifiesto los límites de la influencia marroquí y ha recentrado el debate en lo esencial: el derecho a la autodeterminación.
Marruecos, por su parte, persiste en una estrategia de «victoria ilusoria» destinada a ocultar fracasos diplomáticos repetidos frente a la lógica del derecho y la justicia.
Así, la Resolución 2797 recuerda que el tiempo no juega a favor de quienes se oponen a la Historia —y que la cuestión del Sáhara Occidental sigue siendo ante todo una causa de libertad y dignidad, que ni los trueques ni la propaganda podrán borrar.

Por Belgacem Merbah



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